lunes, 26 de julio de 2010

La última orden del General Ricardo Ramón Raúl Urquiza Artigas de las Carreras

Él, había dado la orden de que en ningún momento su dolor sea asistido por medicamentos que afecten su juicio y lucidez. Rodeado por sus subordinados, que siempre lo admiraron como a un padre, el General dio su última orden.

Si bien siempre siguió a rajatabla las tradiciones, costubres y leyes del ejército, lo hacía distinto su capacidad para idear estrategias de guerra originales.

Tenía, se decía, el libro “El pensamiento lateral” de Edward de Bono en su biblioteca, entre los clásicos “Guía para tratar con civiles insurrectos” y “Bayoneta: como el las buenas épocas”.

El círculo de militares espectantes alrededor de la cama, se dispuso a escuchar lo que sería, seguramente, la última de sus ocurrencias que tantas batallas y guerras habían hecho ganar

- Quiero que las tropas –tosió.- Quiero que las tropas lleven en batalla una mochila de choclos. Así pues, podrán comerlo, luego digerirlo, luego eliminarlo, y una vez hecho, podrás volver a sacar los granos intactos de las heces y volver a guardarlos para seguir alimentándose así, indefinidamente, hasta ganar la guerra. No necesitaremos comida para las tropas, y tendremos la victoria…

La idea fue interrumpida por una almohada en la cara de parte de uno de sus coroneles. Nadie lo detuvo. Todos se miraron, aprobando la moción.

Al día siguiente, el General fue enterrado, con todos los honores dignos de un militar con una intachable trayectoria.

1 comentario:

  1. Me gusta pensar que la muerte no se produjo por sofocación, sino por el bicho "horacioquiroguense" que habitaba en la almohada y absorbió toda la sangre de la cara del general en pocos segundos.

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