miércoles, 21 de enero de 2009
Marcelo
Como todos los días, Marcelo agarra una botella de agua con gas, se vuelve a sentar en su silla, vuelve a girar su tapa con vehemencia, el gas vuelve a provocar un chiflido histérico, sólo interrumpido de a milésimas por el paso de chorros de agua que vuelven a hidrolavar su su regazo. Marcelo vuelve a mirarse el pantalón, dejando ir una puteada. E Iván Pavlov vuelve a revolcarse en su tumba.
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